Hablemos de las ZEDE.
Aclaro, no soy partidario de ellas. La teoría me parece muy interesante, pero tengo serias dudas sobre los beneficios que, en la práctica, las ZEDE traerían a la mayoría de los hondureños.
Voy a escribir desde un punto de vista inusual para quienes me conocen. En este artículo voy a asumir que las ZEDE son lo mejor que le puede pasar a Honduras.
Asumamos que las Zedes sacarán a Honduras de la pobreza. Traerán inversión extranjera, empleos, mejores prácticas legales y la vida del hondureño que ahora está considerando irse del país, se llenaría esperanza y esta persona preferirá quedarse en Honduras para aprovechar todas las oportunidades que traen las ZEDE.
Trabajando con este supuesto, ahora veamos la implementación de las ZEDE desde un punto de vista empresarial/corporativo.
Cualquier libro de teoría corporativa básico enseña que para implementar cambios exitosamente en una empresa grande, se debe de involucrar a TODOS los niveles de la empresa en la planeación e implementación del proyecto.
Altos ejecutivos, gerentes de media tabla y gerentes de línea deben de estar totalmente convencidos de que lo que se quiere implementar va a beneficiar a la empresa y sus empleados. De lo contrario, la implementación tendrá resistencia, atrasos, errores y la probabilidad de fracaso es bien alta. Entre más grande sea la empresa, más tiempo deben dedicar los líderes a su estrategia de comunicación para que haya total transparencia y entendimiento del proyecto.
Si en un inicio hay resistencia a la implementación del proyecto, es preferible no comenzar hasta que los jugadores clave de la empresa se “suban al barco”. Si se fuerza la implementación, el proyecto tiene más altas probabilidades de fracasar y se pueden generar grandes pérdidas económicas a la empresa.
Si usamos una metáfora en la que Honduras es la empresa, las ZEDE el proyecto a implementar, y los ciudadanos los empleados, se puede decir que los líderes del proyecto están forzando su implementación y es muy probable que fracase. O quizás ya haya fracasado porque la empresa está cambiando de liderazgo y los nuevos líderes no comparten la visión de los líderes anteriores.
Pero examinemos la implementación.
Las ZEDES se están implementando en contra de la voluntad de una abrumadora cantidad de ciudadanos hondureños. Esto por sí solo, puede considerarse antidemocrático.
Se arguye que la implementación de las ZEDE es legal y que nadie puede ni debería intentar detenerla. Asumiendo que esto es así, podríamos comparar esta autoridad legal con la autoridad formal que existe dentro de una empresa. Dentro de una empresa, nadie que quiera conservar su trabajo debería de intentar detener un proyecto impulsado por la alta gerencia.
Pero, se sabe que si un porcentaje abrumador (50-70%) de los empleados de la empresa están en contra del proyecto y los líderes de la empresa fuerzan su implementación, el clima laboral se volverá insoportable y el proyecto estará en riesgo.
La metáfora no es perfecta. Claramente, en un país no se puede despedir a un ciudadano si no está de acuerdo con un proyecto. En una empresa sí. Pero, recordemos que en este ejercicio más del 50% de los empleados de esta empresa no comparten la visión del equipo de liderazgo y están en contra de las ZEDE.
¿Sería posible despedir al 50% o más del personal de una empresa y que esta sobreviva? ¿Cuánto tiempo sobreviviría? Yo no creo que sea posible. Pienso que, si la en la empresa hay demasiada resistencia al proyecto, los líderes deben trabajar arduamente en mejorar el entendimiento del proyecto, el beneficio para todos (empleados, clientes, inversionistas, etc.) y ganar la voluntad y apoyo de la mayoría de sus empleados. Sencillamente, es demasiado arriesgado implementar el plan si no existe suficiente apoyo organizacional para hacerlo.
Otro factor difícil de conciliar en esta metáfora es el factor político. La política empresarial, aunque compleja, no es tan complicada como la política de una sociedad humana. Además, el tamaño de la población multiplica la complejidad. La población de la empresa en esta metáfora (Honduras) es tanto más grande que el número de empleados que podría tener la empresa más grande del mundo, que no tiene comparación.
Entonces, para efectos de este ejercicio, compararé la política con el marketing. Al final, la política y el marketing tienen un traslape considerable.
En este caso, se puede decir que el marketing de las ZEDE ha sido inferior al marketing de sus oponentes. Las ZEDE sencillamente son repudiadas por la mayoría de la población hondureña.
Y aquí entramos en otro tema. Se sabe que no es posible, aún con el mejor marketing del mundo y presupuesto ilimitado, lograr que un mal producto o un modelo, que no resuelve un problema real o que resuelve un problema para un mercado muy pequeño, tenga éxito.
Si después de tantos años desde su incepción a la conversación nacional, todavía las ZEDEs no son bien vistas, muy probablemente el proyecto no es tan bueno para “la empresa” como plantean sus promotores.
Veamos qué sucede con el cambio de liderazgo dentro de “la empresa”. Esperemos que sepan escoger mejores proyectos y que sean más habilidosos en sus estrategias de comunicación e implementación.
*Editado el 12Oct2022 para mayor claridad